Fluir es desaparecer por un instante. Es dejar de pensar en cada paso y empezar a sentir el movimiento como si viniera solo. En ese estado, el cuerpo sabe antes que la mente, y cada gesto se convierte en una extensión de algo más profundo.
Fluir es desaparecer por un instante. Es dejar de pensar en cada paso y empezar a sentir el movimiento como si viniera solo. En ese estado, el cuerpo sabe antes que la mente, y cada gesto se convierte en una extensión de algo más profundo.
Es aceptar el ritmo del momento. Es no luchar contra el tiempo ni contra uno mismo. Cuando fluimos, nos alineamos con lo que nos rodea, y el ruido de fuera deja de tener importancia.
Es aceptar el ritmo del momento. Es no luchar contra el tiempo ni contra uno mismo. Cuando fluimos, nos alineamos con lo que nos rodea, y el ruido de fuera deja de tener importancia.
Es aceptar el ritmo del momento. Es no luchar contra el tiempo ni contra uno mismo. Cuando fluimos, nos alineamos con lo que nos rodea, y el ruido de fuera deja de tener importancia.
Es aceptar el ritmo del momento. Es no luchar contra el tiempo ni contra uno mismo. Cuando fluimos, nos alineamos con lo que nos rodea, y el ruido de fuera deja de tener importancia.
Es aceptar el ritmo del momento. Es no luchar contra el tiempo ni contra uno mismo. Cuando fluimos, nos alineamos con lo que nos rodea, y el ruido de fuera deja de tener importancia.
Es aceptar el ritmo del momento. Es no luchar contra el tiempo ni contra uno mismo. Cuando fluimos, nos alineamos con lo que nos rodea, y el ruido de fuera deja de tener importancia.